lunes, 20 de agosto de 2007

Guardar la memoria del viejo Beirut
De la mano de Tomàs Alcoverro, el corresponsal de La Vanguardia en Beirut, conocemos la existencia y el trabajo de una ong que quiere preservar la memoria histórica de los antiguos municipios pegados a la capital, hoy desdibujados respecto lo quefueron ya que viven en ellos más de 800.000 personas, en el territorio más próximo al aeropuerto. La ong, que ha fundado el abogado chií Lokman Slim, y que ha contado con la ayuda de otras organizaciones extrangeras, ha habilitado un pabellón de la antigua villa de su familia y lo ha convertido en museo de esta zona antes que el cambio demográfico de los últimos 30 años lo hiciera desaparecer. Antes vivían en el lugar muchas familias cristianas, había varias iglesias y salas de cine, como cuenta Alcoverro. Era la zona cercana a la playa, con restaurantes, chiringuitos y un ambiente célebre. Hoy, los suburbios son más suburbios todavía y se han convertido en un lugar donde la urbanización urgente para alojar a emigrantes chiíes del sur ha borrado todas sus trazas. Los que llegaron huían de sus casas con lo puesto dado que las incursiones israelitas en su territorio más al sur no les dejaban mucho margen. Tal como cuenta Alcoverro, hoy, estos suburbios son territorio amigo para Hizbullah. Cuenta el cronista que en la inauguración del museo de Lokman Slim acudieron delegados de Hizbullah, haciendo gala de tolerancia. Desde ahora, los beirutíes pueden acercarse a este nuevo templo contra el olvido y escuchar las grabaciones de las personas que vivieron esos tiempos, en esas casas desaparecidas, y fueron a sus iglesias y cines. Se pueden ver también fotografías y mapas para ver cómo fue todo aquello. El municipio de Haret Hrerik, aunque de mayoría musulmana chií, tiene un alcalde cristiano maronita. En él conviven gracias a la intervención de HIzbullah, libaneses chiíes con los palestinos del que fuera campo de refugiados Buerj Brajne, hoy integrado al municipio.

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