Los buenos y los malos, según Lealtad
Como ha venido siendo habitual en los últimos meses y sobretodo durante la "crisis de Intervida", algunos medios de comunicación en vez de ayudar a la comprensión, al debate y en definitiva, ceñirse a la buena praxis del periodismo, han hecho todo lo contrario: sembrar el caos para luego ir aflojando las fauces amarillas clavadas en la yugular de la pretendida noticia a medida que el globo, también amarillo, iba perdiendo presión.
Aun así, leemos de nuevo una noticia publicada en El País el pasado día 15/06/07 donde dice que la Fundación Lealtad pide a la Administración un registro único y central de cuentas para las ONG, añadiendo "almenos las que reciben financiación pública".
¿Por qué piden eso? ¿Para qué? ¿Es que la Administración autonómica, por ejemplo, y sus subvenciones, son "menos" que las de un Ministerio? ¿Los controles que pone un municipio a sus entes subvencionados son de risa?
En primer lugar, la administración en España tiene varios niveles porque es así como se organiza como estado: autonomías, provincias, municipios, comarcas. Fundación Lealtad pide que este perfil se pulverice, que nos olvidemos de la Constitución y las leyes y el Derecho y todo porque "Existe una enorme cantidad de registros diferentes: municipales, autonómicos o estatales, y cada uno tiene unas normas distintas. Algunos permiten hacer públicos todos los datos de la organización, salvo las finanzas, y otros no permiten sacar los datos, que para examinarlos hay que ir a la sede del registro".
Avanzando en la noticia nos damos cuenta que Fundación Lealtad pide ese registro único para tener menos trabajo, ya que se nos anuncia que acaba de presentar su nueva Guía de de la Transparencia y las Buenas Prácticas de las ONG 2007, y ello les ha costado lo suyo porque han tenido que visitar muchos registros. Nadie les pidió que hicieran esa Guía, pero ya que la hacen, ¿por qué se quejan aunque les haya significado un montón de trabajo?
Pero vayamos al grano. En dicha Guía es donde se han reunido los datos de 117 ONG "transparentes", es decir, "buenas", porque han permitido una auditoría externa y que la Fundación Lealtad las examinara.
Y ahí viene la cuestión: ¿por qué en vez de publicar listas blancas y negras, la Fundación Lealtad no se preocupa de hacer honor a su nombre y se dedica de una vez a dedicar esfuerzos para que las ONG españolas sean cada vez más parecidas a las que mejor funcionan de Francia, Reino Unido, Suiza o Holanda?
Ni registros únicos ni "guías de la bondad", con el nihil obstat correspondiente, no servirán de nada en los años venideros en que los cambios en el mundo obligarán a muchas ONG españolas a renovarse o morir. La solidaridad con los que menos tienen y más sufren en el mundo no tiene nada que ver con que una ONG subsista a base de subvenciones estatales. ¿Por qué la Fundación Lealtad no plantea claramente que este es uno de los peores lastres de las ONG en este país? ¿Por qué tenemos que caer en los mismos errores una y otra vez? ¿Por qué no podemos aprender de los que ya han pasado antes por este mismo trecho? ¿Por qué perdemos el tiempo que no tenemos emulando al senador McCarthy? ¿En Darfur, en Perú, en la India, en el Congo, en Nigeria, en Somalia, en el Líbano... tienen que seguir esperando?
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