lunes, 11 de junio de 2007

La Convención 124
En 1986, el Consejo de Europa adoptó la llamada Convención 124 que reconoce la personalidad jurídica de la ONG internacionales, es decir, toda las ONG que tienen como mínimo dos países distintos en su ámbito de acción. Esta convención, que puede ser leída en http://conventions.coe.int entró en vigor en 1991, cuando se produjeron las primeras adhesiones de varios estados europeos. Transcurridos 16 años, 11 estados han ratificado el texto: Reino Unido, Holanda, Grecia, Portugal, Francia, Chequia, Eslovenia, Austria, Suiza y Macedonia. España no la ha firmado, todavía. Desconocemos el porqué. Y es una lástima porque ahora mismo, en plena crisis del modelo de ONG que funciona dentro del Estado español, no estaría de más que los dirigentes de estas organizaciones tuvieran, almenos, un punto en común: el que marca el Consejo de Europa. La Convención 124 no es una ley pero es el fruto de un largo trabajo por parte de los representantes europeos y de un destacado grupo de expertos que en 1981 decidieron dotar de personalidad jurídica a las ONG para facilitar su funcionamiento y acción eficaz.
El Consejo de Europa ya había reconocido el papel de las ONG desde 1945, cuando Europa se estaba reconstruyendo tras la II Guerra Mundial y más adelante, incorporó la figura de la ONG en el conjunto de sus agentes consultivos y preveyó el modo como el CE tenía que relacionarse con esas organizaciones. El paso de darles personalidad jurídica va en la línea de dotar a las ONG de mejores instrumentos para su labor. El Consejo define lo que es una ONG y cuáles son sus objetivos y filosofía y les reconoce, por ejemplo, la posibilidad de que puedan crear empresas con el fin de atender las demandas que exige la eficacia de la cooperación en el mundo actual. En definitiva, el Consejo de Europa establece lo necesario para que las ONG sean independientes al máximo de los poderes públicos y por tanto, no sucumban a la "subvencionitis". Europa pensó cómo solucionar los problemas más acuciantes en el día a día de las ONG, así como establecía las exigencias de transparencia en la gestión y en la filosofía.
Aunque España no haya firmado dicha Convención, no estaría de más que los miembros de todas las ONG y también los periodistas que tratan estos temas la estudiaran. Igual resulta inspirador.

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