Los dilemas del ministro Kouchner
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, realizó la semana pasada su primer viaje oficial al Líbano. Después de su reunión con el primer ministro libanés, Fouad SIniora, se pronunció por la creación de un tribunal internacional para juzgar a los asesinos de Rafic Hariri, primer ministro muerto en febrero de 2005.
El gesto de Kouchner en su viaje al Líbano refuerza la tradicional imagen del que estuvo hace unos años en los ministerios de Salud y Acción Humanitaria franceses durante mandato socialista. Kouchner, conocedor de las zonas en conflicto del mundo y de la situación política y humanitaria en África y Asia, accede a la máxima autoridad de la diplomacia francesa de la mano de la UMP de Nicolas Sarkozy. En Francia, muchos se han tomado mal esa decisión, sobretodo en el PS. Pero el hecho es que el fundador y presidente de Médicos sin Fronteras y Médicos del Mundo accede a un puesto muy importante para determinar muchas de las líneas de actuación de Francia y de la UE en materia de ayuda al desarrollo.
¿Será positivo para las ONG que un experto en la materia se dedique a la alta política o sería mejor que las grandes figuras de las organizaciones no-gubernamentales se matuvieran en su independencia política? Esa es una cuestión que hoy mismo recorre Francia y que uno se puede hacer desde cualquier parte.
De momento, las acciones de Kouchner son coherentes con lo que conocemos de él pero el hecho de haber aceptado entrar en el gobierno de Sarkozy, que aboga por una nueva Europa pero a la vez quiere reforzar su amistad con Estados Unidos, pueden plantearle al nuevo minsitro algunos problemas. Todo el mundo conoce la negativa de los Estados Unidos a reconocer el Tribunal Penal Internacional y sobretodo cuál es su posición en el mundo desde su invasión de Afganistán y luego de Irak.
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